30 mayo, 2012

“Ternuritas”, mentiras y mentirosos

Ricardo Alemán

Nadie, con un mínimo de sensatez, puede tomar en serio esa suerte de “pliego petitorio” que acordaron los integrantes del movimiento #YoSoy132. ¿Por qué no tomarlo en serio? Porque no es serio. Van los argumentos.


1. Reclaman que “la situación actual de miseria, desigualdad, pobreza y violencia (sic) sea resuelta”. ¿Existirá algún mexicano que quiera lo contrario? Si leyeran un poco, verían que eso lo proponen todos los partidos.
2. Creen “que el sistema político y económico no responde a las demandas de todos los ciudadanos”. ¡No..! Eso creen todos o casi todos los ciudadanos. Y por eso es la lucha electoral.
3. Creen que “la información hace posible que los ciudadanos puedan exigir y criticar de manera fundamentada a su gobierno, a los actores políticos, empresas y a la sociedad misma”. ¿Se habrán enterado que ya existen los medios de información, y que la oferta es muy amplia?
4. Entre sus principales demandas están “el derecho a la información y la libertad de expresión”. ¿Alguien, en sus universidades, les habrá enseñado que la lucha por el derecho a la información y la libertad de expresión en México fue de tal talante que —desde hace casi dos décadas— hizo posibles la alternancia en el poder, la pluralidad y, en general, la apertura democrática?
¿Alguien les habrá enseñado en sus universidades que, en el México de hoy, se viven los más altos estándares de libertad de expresión y derecho a la información, en la historia mexicana? ¿Les habrán enseñado que el ejercicio de esas libertades y esos derechos son comparables, hoy, con los de algunas democracias avanzadas?
5. Dicen que son “un movimiento ajeno a cualquier postura partidista”. Pero mienten, ya que en todas sus movilizaciones predominan consignas, pancartas, mantas, carteles, pintas y expresiones contra Enrique Peña Nieto, y a favor de AMLO. ¿A quién pretenden engañar? Y, por cierto, ¿quién financia toda esa propaganda?
6. Reclaman que el segundo debate se trasmita por cadena nacional de radio y televisión. ¿Y eso qué quiere decir? Elemental, que es una de las más importantes consignas de AMLO, quien cree que puede ganar la elección si ponen a su servicio una cadena nacional. Pero nadie les ha dicho —no quieren verlo o, de plano, es la consigna— que una cadena nacional es uno de los actos de poder más autoritario y antidemocrático en materia de difusión y medios. ¿A quién engañan?
7. En esencia “nuestro movimiento busca la democratización de los medios de comunicación, con el fin de garantizar información transparente, plural e imparcial, para fomentar una conciencia y pensamiento críticos”. La mayor estupidez que han dicho —una vez que abandonaron la estupidez de la equidad informativa— es reclamar la llamada “democratización informativa”. ¿Sabrán el tamaño de la tontería que están diciendo?
¿Acaso pretenden que todos los medios digan lo mismo a todos sus lectores, escuchas y audiencias? ¿Acaso que los dueños de los medios privados socialicen sus medios? ¿Acaso que los periodistas que ejercen el género de opinión piensen todos por igual y digan todos lo mismo..?
Lo cierto es que la democracia, en una actividad profesional cuya materia prima es la difusión de hechos e ideas, resulta imposible. ¿Por qué? Por eso, porque en los medios mandan las noticias y las ideas. Y las noticias se producen al margen del deseo de las personas y las sociedades. Las noticias existen y punto. Y su difusión obedece a criterios de interés general.
Las ideas, por su parte, son por definición parciales y subjetivas. ¿Cómo democratizar la difusión de noticias e ideas? En realidad, pretender democratizar esos dos motores de la información es una perversión o, de plano, una estupidez.
O acaso se refieran a que los medios privados estén en un mayor número de manos. Si es así, eso no depende de Televisa o Azteca —no depende de los medios—, sino de las leyes. ¿Será que en sus universidades nadie les ha dicho que Televisa no es la Cámara de Diputados; que el Congreso no está en Chapultepec 18?
Por cierto, debemos insistir. Los medios más parciales, menos plurales y que tienen una causa política son La Jornada, Proceso y el militante informativo de Carmen Aristegui. Y, claro, están a favor de la candidatura de AMLO. ¿Cuándo han protestado los estudiantes por ese periodismo parcial, autoritario, nada ético? No lo han hecho y no lo harán porque sus titiriteros no lo han ordenado.
8. Reclaman, también, un código de ética y un ombudsman de la información. Y como no leen, y no consultan antes de hablar, no saben que la mayoría de los medios serios ya cuentan con esas figuras.
Por eso resulta difícil creer que se trate de un movimiento estudiantil serio, legítimo y espontáneo. Al tiempo.

No hay comentarios.: