30 mayo, 2012

Régimen sirio confronta nuevas protestas y presiones diplomáticas

Régimen sirio confronta nuevas protestas y presiones diplomáticas


Foto: AFP PHOTO/GIORGOS MOUTAFIS/ Archivo
(Damasco, 30 de mayo. AFP) Las tropas sirias libraban el miércoles enfrentamientos con fuerzas rebeldes y el régimen se veía confrontado a nuevas presiones diplomáticas tras la reciente matanza de civiles en Hula, aunque seguía contando con el apoyo de sus principales aliados, Rusia y China.
Desde la madrugada del miércoles se registraban violentos combates en barriadas en las afueras de la capital, Damasco, y varias otras ciudades del país dejaron un saldo de por lo menos 10 personas muertas, de acuerdo con la entidad Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).


En este escenario, el jefe de los observadores de la ONU en Siria, el general Robert Mood, afirmó el miércoles sentirse “profundamente perturbado” después del descubrimiento el martes de los cuerpos de 13 personas en la provincia de Deir-Ezzor.
“Todos los cuerpos tenían las manos atadas a la espalda, y varios parecían haber sido ejecutados con una bala en la cabeza disparada a corta distancia”, escribió el general Mood en un comunicado, para añadir que se sentía “profundamente perturbado por este acto atroz e inexcusable”.
A su vez, un alto responsable de la ONU afirmó que existían “fuertes sospechas” de la participación de “chabbiha”, las milicias favorables al régimen, en la masacre del viernes en Hula, donde murieron 108 personas, incluyendo más de 40 niños, en un acto que conmocionó al mundo.
De acuerdo con el secretario general adjunto de la ONU a cargo de las operaciones de manutención de la paz, Hervé Lassous, una parte de esas personas fue víctima de morteros, lo que indica la responsabilidad del gobierno sirio, al tiempo que otras murieron por heridas de arma blanca, lo que apunta a la acción de los “chabbiha”.

“Punto de inflexión”

El gobierno, que desmiente cualquier participación en esa matanza, creó una comisión conjunta del ejército y la justicia para investigar lo ocurrido, y debería publicar su conclusiones esta semana.
Después de esa masacre, que abre interrogantes sobre el papel de los observadores de la ONU en Siria, el propio enviado internacional Kofi Annan dijo que se trata de un “punto de inflexión”, y que “la comunidad internacional debería sin demoras reexaminar la situación”.
Diversos países occidentales, incluyendo Francia y Bélgica, llegaron a mencionar la posibilidad de una intervención militar, aunque bajo condición de que sea aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que implica el apoyo de Rusia y China.
El martes en la noche el presidente francés, François Hollande, declaró que no excluye una intervención armada en Siria, “con la condición de que ello ocurra en el marco del respeto al derecho internacional”.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica, Didier Reynders, dijo el miércoles que la comunidad internacional “no conseguirá nada” del presidente al Asad sin una presencia militar en ese país para que asegure el cese de hostilidades.
Para que esto sea posible, será necesario convencer a Rusia y China a no imponer su veto en el Consejo de Seguridad, conforme lo admitió el propio Hollande, aunque los dos países ya reafirmaron este miércoles su frontal oposición a esa posibilidad.
El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Guennadi Gatilov, adelantó la posición de su país: “Consideramos que el estudio en el Consejo de Seguridad de la ONU de cualquier nueva medida para influir en la situación en Siria es prematura”, dijo.
“Hemos dicho siempre que somos contrarios a cualquier intervención externa en el conflicto sirio porque ello no haría otra cosa sino agravar la situación para el propio país y para la región, y tendría consecuencias imprevisibles”, insistió.
Por su parte, el portavoz de la cancillería china, Liu Weimin, dejó perfectamente clara la posición de su país: “China se opone a una intervención militar en Siria y se opone a un cambio de régimen por la fuerza”, dijo.

“Discurso de guerra”

Como parte de esa escalada de presiones, varios países anunciaron casi simultáneamente su decisión de expulsar a diplomáticos sirios de sus capitales a causa de la matanza de Hula. Turquía, un país clave en la región, dio un plazo de 72 horas para que los diplomáticos sirios abandonen el país.
Esta decisión fue criticada por el gobierno de Siria, que la consideró “contraproducente”, al tiempo que la prensa oficial siria la definió como “histérica” y la clasificó como un “discurso de guerra”.
En respuesta, por el momento el gobierno de Damasco decidió expulsar de su territorio a la encargada de negocios de Holanda.
El Consejo Nacional Sirio (CNS, principal núcleo de oposición), saludó la expulsión de diplomáticos sirios pero llamó a la ONU a adoptar “una resolución que permita el recurso a la fuerza necesaria para impedir el genocidio y las matanzas cometidas por las milicias del régimen”

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