12 marzo, 2012

Trayendo el capitalismo a las masas. Por Hernando de Soto


Hernando de Soto es el ganador del Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad 2004. Este ensayo es un extracto de su discurso de aceptación en San Francisco el 6 de mayo. De Soto es el fundador del Instituto Libertad y Democracia en Perú y autor de dos libros: El Otro Sendero y El Misterio del Capital. Publicado por cortesía de Cato Institute.
 
Las personas que despertaron nuestro interés intelectual en el Perú, en el cual las cosas no habían estado funcionando después de 12 años de régimen militar izquierdista, fueron Rose y Milton Friedman, quienes fueron mis primeros invitados en 1979.
 
Una de las cosas que Milton nos enseñó cuando estuvo en Lima fue que no había “almuerzo gratis”. Lo que no mencionó fue que había libros gratis. Luego de cinco años de aquella visita, Milton y Rose me mandaron un libro llamado La Tiranía del Status Quo. Ese libro me impresionó sobremanera, porque para ese entonces nuestro instituto ya había organizado a cientos de vendedores ambulantes y buscaba maneras de conseguir ratificar políticas que les facilitara ganarse la vida.
 
La Tiranía del Status Quo advertía "luego de unos cuantos años del gobierno de Reagan" sobre cuan difícil resultaba romper el Triangulo de Hierro de los beneficiarios, políticos y burócratas, el cual protegía el status quo y postergaba cambios de urgente realización.
 
Nosotros, en el Instituto Libertad y Democracia (ILD), descubrimos que había un gran respaldo popular para un cambio en los países en vías de desarrollo. A pesar de ser catalogados como “los pobres”, nosotros entendimos que esos mismos pobres no podrían estar sobreviviendo sino fuese por su espíritu empresarial. Y mientras que otros, como Fareed Zakaria señalaba, decían que mil millones de personas subsistían con un dólar diario y quizá dos o tres mil millones vivían con no más de $2 o $3 al día, nadie mencionó que había cuatro mil millones de individuos que eran pobres, empresarios y que eran excluidos completamente de la economía global e incluso de la nacional, debido a una carencia total de derecho.
 
Ya no estamos en el Tercer Mundo rural de los años sesenta. La población de Puerto Príncipe es 17 veces mayor de lo que era 35 años atrás. La población de ciudades en Algeria es 15 veces lo que solía ser. En ciudades ecuatorianas, 11 veces. Y países que eran mayoritariamente rurales cuando comenzamos nuestra labor, son urbanos hoy en día. Esos ciudadanos pasaron a convertirse en hombres de negocios y a aprovechar la división de trabajo que las ciudades ofrecen.
 
 
El Surgimiento de las Ciudades
 
Los países pobres necesitan la clase de soluciones que los países desarrollados adoptaron en el siglo XIX, no aquéllas del siglo XXI. Lo que ocurrió en Occidente en el siglo XIX está ocurriendo actualmente en países en desarrollo. “Oliver Twist” ha llegado a la ciudad, pero él y sus amigos aún no han sido reconocidos por las instituciones financieras internacionales o por la mayoría de los programas bilaterales de algunos países desarrollados. Peor aun, él ni siquiera ha sido reconocido por la mayoría de personas en los países en desarrollo quienes creen que los vendedores ambulantes son un problema o que la manufactura informal fabrica productos de mala calidad.
 
Mientras más consciente sea la gente de las condiciones reales en los países en desarrollo, donde viven cinco mil millones de la población total mundial de seis mil millones de personas, mejor podrán los políticos darse cuenta que el mayor respaldo para un cambio reside en los empresarios pobres.
 
 
La Riqueza de las Naciones
 
Mi país, Perú, tuvo un presidente de origen japonés por 10 años. Su nombre era Alberto Fujimori. Los Fujimori era una de más de un millón de familias que vinieron del Japón a Perú y Brasil en los años 30 y 40.
 
Ahora, el hecho que los Fujimori vinieran al Perú y los Yoshiyama se fueran a Brasil no es de relevancia. La pregunta más importante es: ¿Porqué los Toledo y los Lula no fueron a Japón? Ellos no se fueron a Japón porque Perú tenía un ingreso per cápita de 25 por ciento más que Japón en 1940 y Brasil tenía un ingreso per cápita 50 por ciento más grande que este último. Obviamente, Japón hizo algo en los últimos 50 años que lo hizo 10 veces más rico que el Perú. ¿Qué pasó?
 
Después de la Segunda Guerra Mundial, fue implementado un plan que se inició en Honolulú en 1942 bajo la supervisión de MacArthur. Como Mao Zedong en China, los norteamericanos básicamente destruyeron el sistema feudal en Japón que ellos pensaron era el problema central del expansionismo japonés en Asia. Sin embargo, en contraste con la China de post-guerra, se pusieron los cimientos para la creación de un amplio sistema de propiedad privada.
 
Al desintegrar el sistema feudal y crear un frente más amplio de apoyo ciudadano a favor de una economía de mercado, se transformó Japón y sus dos colonias: Taiwán y Corea del Sur. En 1978, Deng Xiaoping reflexionó y dijo, “Saben, no me interesa de qué color sea el gato siempre y cuando atrape ratones”. Y ahora el gigante de Asia continúa fortaleciéndose en base a un amplio sistema de propiedad.
 
 
El “Fenómeno Adolf Busch”
 
En el pasado, Estados Unidos como parte de su política exterior, ha transformado países y los ha convertido de economías feudales y patrimoniales a economías modernas. Pero, al parecer, hay una tendencia a olvidarse de aquellos hechos. Es mucho más sencillo para un ciudadano del tercer mundo entender lo que digo que para alguien del primer mundo porque estos últimos toman muchas cosas por hechas.
 
Karl Popper solía llamar a este fenómeno el fenómeno Adolf Busch. Popper y un amigo fueron alguna vez a Zurich a escuchar a Busch interpretar a Vivaldi. Al pasar del tercer al cuarto movimiento, lo hizo maravillosamente, de una manera tal que nadie jamás había oído. Lo visitaron después del concierto en su recámara y le preguntaron, “Maestro, ¿cómo hizo para ir del tercer al cuarto movimiento?” Y Adolf Busch respondió, “Bueno, es relativamente simple”. Se puso el violín al cuello y empezó a tocar.
 
 
Hablando con la Gente Incorrecta
 
Recuerdo que en 1988 me pidieron dar un discurso en el Foro Abierto del Secretario de Estado de los Estados Unidos. El título de mi presentación era “Los Estados Unidos: Por qué Creo Que Están Hablando con la Gente Incorrecta”. En otras palabras, la mayoría de estadounidenses hablan con ciudadanos tercermundistas que se han occidentalizado, como yo. Pero la mayoría de nosotros tenemos intereses creados. No somos en realidad capitalistas dispuestos a exponernos a la competencia, somos mas bien mercantilistas en busca de privilegios. Aquellos verdaderamente interesantes son los empresarios. Pero son pobres y pequeños, y ustedes aún no han tenido contacto con ellos.
 
En México, por ejemplo, cuando estábamos trabajando con el presidente Fox, descubrimos que alrededor del 80 por ciento de la población mexicana opera en la economía informal. Ellos son dueños de aproximadamente 6 millones de negocios, 137 hectáreas de tierra y 11 millones de activos inmobiliarios. Y todo eso asciende a un valor acumulado de $315 mil millones, lo cual es 7 veces el valor de las reservas petrolíferas mexicanas y 29 veces el valor de toda la inversión extranjera directa desde la independencia de la corona española.
 
En otras palabras, economías precapitalistas, con orientaciones capitalistas, están emergiendo alrededor de todo el mundo. En Egipto, el 92% de la población entre los que se encuentran los más pobres, tiene sus activos prediales fuera de la ley, y el 88% de los empresarios operan extralegalmente. Se estima que el valor de tales activos asciende a $248 mil millones, lo cual es equivalente a 55 veces el valor de toda la inversión extranjera directa en Egipto desde que Napoleón se retiró, incluyendo el Canal de Suez y la Represa de Aswan y 70 veces toda la ayuda bilateral que ha recibido.
 
En otras palabras, la mayoría de nuestros recursos no provienen de ustedes en Occidente. Sin embargo, son muy amables y aceptamos lo que ustedes nos proporcionan, pero en realidad es una gota en un balde de agua en comparación a lo que ya tenemos. La verdadera riqueza crece a través de los esfuerzos de los empresarios quienes combinan recursos y dividen eficientemente el trabajo para incrementar la productividad.
 
 
La Importancia de los Derechos de Propiedad
 
También hemos sido llamados a países como Ghana. Y lo que es interesante, no sólo por el Presidente Kufuor, sino también por los jefes de las tribus. Ellos leyeron nuestras propuestas y dijeron: “ya no queremos soberanía; queremos derechos de propiedad”. La soberanía es algo que la gente transgrede. Los derechos de propiedad son mucho más concretos, porque se basan en un contrato social arraigado en la reciprocidad del interés de un individuo para con otro, y no en el de una nación para con otra.
 
Si observamos mapas de Europa durante un determinado lapso de tiempo, podemos apreciar que la soberanía es extremadamente inestable. Sin embargo, si vemos a Alsacia-Lorraine, un territorio que ha sido una y otra vez dividido entre Franceses y Alemanes, encontraremos que, no importa a quien le pertenezca, Monsieur du Pont aún vive donde siempre vivió y Herr Schmidt aún permanece viviendo donde siempre lo hizo. Los derechos de propiedad son el resultado de contratos sociales, y se mantienen aun cuando la soberanía se fragmenta.
 
 
Propiedad y el Estado de Derecho
 
Estamos tratando de probar que se puede romper el triángulo de hierro demostrándoles a los líderes políticos que existe un enorme respaldo ciudadano a favor de transitar hacia una economía de mercado. La economía de mercado es esencialmente una construcción legal y no todas aquellas cosas físicas ¾ autopistas, puentes, aeropuertos, y puertos ¾ que el Occidente parece querer darles.
 
Si eres pobre, y todo lo que en realidad posees es un pedazo de tierra y un lugar donde trabajar, así seas un vendedor ambulante u ordeñes vacas, no existe nada más preciado para tí que aquello que te pertenece. Pero para preservarlo sin leyes tienes que satisfacer a jefes tribales, policías deshonestos, políticos corruptos, jueces malos, vecinos problemáticos, e incluso terroristas.
 
Pero si la ley llega y señala que esos derechos son ahora reconocidos, no sólo por los vecinos sino también por la policía y la nación entera (ahora los podrán comercializar nacional e incluso internacionalmente y la ley los protegerá), entonces la gente se interesará por el estado de derecho.
 
Pronto preguntarán, ¿qué pasa si tienen una disputa y se van a corte? Entonces querrán un buen sistema judicial. Y eventualmente se darán cuenta de que las leyes pueden ser cambiadas y preguntarán otra vez, ¿quién las hace? Y así, les empezará a interesar el proceso político.
 
El origen del estado de derecho "que permitirá el crecimiento de una nación moderna y así traerá paz, estabilidad y prosperidad al mundo" son los derechos de propiedad. Y el estado de derecho generará prosperidad.
 
 
La División del Trabajo
 
Adam Smith y más tarde Marx vendrían a decir que la creciente productividad en Europa se debió a la división del trabajo. El ejemplo de Smith era bien simple. Él dijo que vio trabajar a un par de personas fabricando alfileres en las afueras de Glasgow. Siguiendo 18 pasos, eran capaces de producir no más de 20 alfileres por día. Pero en otro lugar, vio a 10 personas dividirse aquellas 18 funciones entre sí. Una persona compró el alambre, otra lo cubrió con estaño y luego una tercera desenrolló el cable, otras dos lo cortaron, otra persona le sacó punta al alambre, alguien más le puso la cabeza al alfiler y así hicieron 48,000 alfileres por día.
 
Pero si van a los países en desarrollo, verán que no necesariamente hay compañías, porque la ley aún no les ha llegado. Todo lo que hay son familias. Y las familias tienen dificultades poniendo incluso a 10 personas a trabajar. Sólo pueden con 4. Y entre esos 4 se encuentra el hermano ocioso y el cuñado alcohólico: personas que no son buenas fabricando alfileres. Cualquier gerente sabe que es importante cómo se combinan los recursos y a quién se contrata.
 
Más de 4 mil millones de personas carecen de derechos de propiedad sobre sus bienes y no pueden acceder a crédito y usarlo como garantía y tampoco pueden crear una empresa a través de la cual dividir el trabajo. Esto significa que no pueden organizar los insumos ni manejar la creación del producto de manera eficiente. No pueden separar los activos que pertenecen a los accionistas de aquellos bienes que pertenecen a los prestamistas y trabajadores.
 
Con sólo unos pocos trabajadores pobremente organizados por cada empresa, no importa cuántos microcréditos se les otorgue, jamás serán eficientes ni podrán competir en el mercado global. El valor no es sólo pura fuerza laboral sino también el poder del hombre para dividir el trabajo. A pesar que Adam Smith fue un gran hombre, muchos de los primeros liberales nos dejaron una herencia de la cual necesitamos deshacernos: la teoría del valor-trabajo. El valor no proviene simplemente del trabajo. Proviene de soluciones políticas y económicas inteligentes que puedan ayudar a incrementar significativamente la productividad.
 
 
El Potencial de la Libertad
 
Para construir naciones modernas, primero tenemos que aprender cómo los pobres trabajan y luego debemos estructurar las leyes para que atiendan sus necesidades. Al final, peruanos, chinos y norteamericanos queremos básicamente las mismas cosas: vida, libertad y propiedad. Y para obtenerlas, hay que construir una economía de mercado basada en el estado de derecho. Nuestros verdaderos enemigos no son Marx u otros, sino aquellas personas que no creen en el potencial de una humanidad liberados por el estado de derecho.
 
Los enemigos de la ilustración son románticos, que se convierten en la clase de nacionalistas que no saben cómo hablar de la civilización en el singular, aquéllos que creen en múltiples civilizaciones a la misma vez. Porque son nacionalistas románticos, marginan a las personas de las leyes universales del progreso. Es gente como Samuel Huntington, quien en realidad es moderado a comparación de nuestros románticos, quienes creen que no deberíamos seguir el modelo de ustedes porque Max Weber los convenció que era un modelo anglo-sajón.
 
Así pues, estoy aquí en Cato, orgulloso de ser el segundo extranjero en recibir su premio, rodeado de compañeros latinos y presentado por un ex-ciudadano de la India. Ustedes están claramente en el sendero de la ilustración porque creen en el potencial de la gente alrededor del mundo. Estoy orgulloso de recibir este premio del Cato, que lleva el nombre del gran Milton Friedman. Y me siento honrado por la distinción a mí conferida, la cual refleja la labor de mis colegas.

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