15 marzo, 2012

El celo del Pentágono respecto a Wikileaks entorpece el juicio a Manning. David Alandete


Manning llega a Fuerte Meade, este jueves. / BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

Tal ha sido el secretismo y tan férreo el control del Pentágono sobre todo lo relacionado con el consejo de guerra al soldado Bradley Manning, acusado de filtrar documentos secretos a Julian Assange, que sus propios fiscales no recibieron correos electrónicos cruciales en el proceso judicial porque contenían la palabra “Wikileaks”.


La juez que instruye el caso, la coronel Denise Lind, ha presidido hoy una vista en la que ha rechazado varias peticiones de la defensa, liderada por el abogado civil David Coombs. Entre ellas, la magistrada se ha negado a exigir al gobierno de EE UU más detalles sobre los 22 cargos presentados contra el soldado, entre el que se halla el de alta traición, o asistencia al enemigo.

Cuando la juez ha pedido que detalle quién es ese enemigo, la fiscalía ha respondido: “Al Qaeda y Al Qaeda en la península Arábiga”. ¿Y por qué medios filtró la información supuestamente sustraída de las redes clasificadas del Pentágono?. “Wikileaks”.
Esa es una palabra, por lo que parece, vetada en las redes de las fuerzas armadas de EE UU desde que se comenzaran a producir filtraciones sobre las guerras de Irak y Afganistán, en 2010. Uno de los fiscales, el capitán Ashden Fein, ha admitido que diversos correos de la defensa, de petición y ampliación de información, no llegaron a su buzón de entrada, debido a un estricto filtro de seguridad impuesto por el Pentágono.
El problema se ha solucionado, según la juez, con la apertura de una nueva cuenta de correo electrónico para este caso. Pero el incidente es revelador del celo del Pentágono en todo lo que respecta a este caso. Los fiscales están siendo extremadamente cuidadosos a la hora de revelar información en este juzgado de la base militar de Fuerte Meade.
De los 100.000 documentos y tres millones de páginas de pruebas presentadas por la acusación, una buena parte es información clasificada. La juez, por lo tanto, deberá desplazarse a Washington, a 50 kilómetros de Fort Meade, para revisarlas.
Coombs, el abogado del soldado, ha pedido que la fiscalía sea más transparente en el caso. Ha solicitado a la juez que el Gobierno le haga llegar documentos y pruebas que han sido declarados clasificados, en una investigación exhaustiva en la que han participado diversas agencias de inteligencia y seguridad, no vinculadas con el Pentágono.
“Si yo quiero un documento en el que se detalla una evaluación mental de mi cliente antes de las supuestas filtraciones, creo que debería ponerse a nuestro alcance”, dijo Coombs. “Todo esto forma parte de nuestra estrategia”.
El soldado Manning ha comparecido en la corte con su uniforme de servicio. Aun no se ha declarado culpable o inocente, una estrategia que le ha dejado la puerta abierta a su abogado a negociar con el Pentágono una posible autoinculpación, que serviría para rebajar la pena y, posiblemente, incriminar a Assange, fundador de Wikileaks. Este último se halla en arresto domiciliario en Reino Unido, a causa de una serie de acusaciones de acoso sexual en Suecia.
En la vista preliminar a este consejo de guerra, Coombs se centró en retratar a Manning como un soldado psicológicamente inestable, atormentado por su transexualidad, algo que podría haber servido de motivo a sus superiores para expulsarle, antes incluso de que efectuara las supuestas filtraciones a Wikileaks.

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