HISPANOAMÉRICA
Por Raúl Benoit
![]() |
La arremetida criminal de las FARC demuestra que están perdiendo. Los
guerrilleros colombianos se sienten acorralados y, como perros heridos,
muerden rabiosos.
|
¿Y para qué querrían negociar la paz? Para ganar tiempo y espacio a fin de fortalecerse, lo que les permitiría seguir en el negocio del narcotráfico y el secuestro.
En su última aparición –en un video clandestino–, el jefe de la banda, Timoleón Jiménez, alias Timochenko, propuso al presidente Juan Manuel Santos retomar el diálogo y discutir sobre privatizaciones, depredación ambiental, democracia de mercado y doctrina militar, para poner fin al conflicto. Una vez planteada esta salida negociada, las FARC atacaron varios pueblos, a resultas de lo cual mataron a 11 civiles y cuatro policías. Entonces, Santos los calificó de hipócritas. Con razón. Siempre han sido unos farsantes. Son ellos los causantes de muchos de los conflictos sociales, humanos, políticos y ecológicos del país.
¿Por qué siguen subsistiendo las FARC? La primera causa es el narcotráfico; la segunda, que esta pandilla de bandoleros que tergiversó el ideario de Simón Bolívar tiene el apoyo insidioso de otro profanador de la doctrina bolivariana: Hugo Chávez.

A través de la llanura que une Venezuela con Colombia, los terroristas trasiegan cocaína y heroína a cambio de armas y dólares, que les surten ciertos militares corruptos chavistas.
Con el nombramiento del general Henry Rangel como ministro de Defensa, Chávez dio un espaldarazo a las FARC. Y es que Rangel, a quien Estados Unidos acusa de tener vínculos con el narcotráfico, es un eficaz protector de los terroristas colombianos, a los que facilita que utilicen el territorio venezolano como refugio, en el que esconden a gran parte de las 725 personas que mantienen secuestradas.
La condena pública de Rangel que hicieron los estadounidenses vino a Chávez como anillo al dedo para dar vigor a su discurso antiimperialista y consolidarse como un defensor de la patria; pero lo que se evidencia es que su Gobierno ampara el delito. Rangel es, sí, uno de los que hacen el trabajo sucio a Chávez, y nunca ha dejado de ser servil: "Los militares venezolanos estamos casados con el proyecto político del presidente, a quien juramos lealtad completa", ha dicho.
Todos ellos son traidores a Simón Bolívar, quien aseguraba que el sistema de gobierno "perfecto" es aquel que produce "mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política"; al pueblo, no al gobernante.
Santos debe seguir dándole duro y parejo a los guerrilleros de las FARC y recapacitar, pues su nuevo mejor amigo, Hugo Chávez, hace parte de la cuadrilla de hipócritas a la que él con razón señala.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario