27 enero, 2012

Peña Nieto se confiesa (de una vez)


Carlos Puig

  A ver… el tema se volvió un tema de escándalo. Creo que tiene que ver con el juego que estaba entonces de la candidatura a la Presidencia de la República. Me parece que él estuvo ausente para dar respuesta públicamente a todos los señalamientos de los que era objeto. Yo siempre recriminé que estuviera ausente. Parecía que se había guardado. Y quien calla, otorga.”

Esa es la respuesta de Enrique Peña Nieto a la periodista Katia D’Artigues de El Universal, a la pregunta sobre el presunto enriquecimiento ilícito del ex gobernador Arturo Montiel. Después explica y enfatiza cómo la Procuraduría General de la República no tuvo elementos para acusar de algún delito a Montiel. Pero que no quede duda, él “recriminó” y Montiel “otorgó”.
 


En esa misma entrevista Peña se refirió a sus hijos fuera del matrimonio —lo que provocó una efímera reacción que no llegó ni a escándalo—, regresó al tema de la muerte de su ex mujer —por las insinuaciones de que él la desatendió en sus momentos finales—, habló de los tropiezos de la FIL, en fin, de todo. Para todo tiene una respuesta.


Lo que está haciendo Peña es de librito. Del libro de cualquier estratega de campaña electoral. En el mundo de las finanzas dicen que el mercado “ya ha descontado” algo. Es decir, ya había anticipado un hecho y, por tanto, cuando este sucede, no tiene efecto en los índices.


Quien encabeza las encuestas está haciendo exactamente eso.


El librito de sus adversarios, tan lejos de él en las encuestas, es claro: hay que pegarle, y en serio, al que va arriba. No tienen de otra. Sólo la erosión en la imagen de Peña Nieto puede dar esperanza a AMLO, o el panista que quede de candidato/a.


El problema para sus competidores es que Peña está haciendo que el mercado de electores ya “descuente” sus defectos.


La FIL dejó claro que no es un gran lector, descontado. Ya sabemos que no habla mucho inglés, descontado; tampoco demasiado articulado al improvisar, descontado; hijos fuera del matrimonio, descontado; que no los atiende demasiado, descontado; dudas sobre el cuidado a su ex mujer enferma, descontado; complicidad con Montiel, descontado.


En tiempos electorales, los candidatos no son destruidos por la calidad de sus defectos o pecados, sino por la manera en que éstos son contados a los electores.


Peña Nieto está construyendo la narrativa de sus defectos para no dar espacio a que la construyan sus adversarios.


Cuando en abril comiencen las verdaderas campañas, panistas y progresistas tendrán que salir con un nuevo tema para atacar a Peña, los otros habrán sido manoseados hasta el cansancio, contados como el priista ha querido contarlos.


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