11 enero, 2012

EE.UU.: cambio en la política migratoria abre el camino para familias en el limbo


Patrulla fronteriza
Patrulla fronteriza de EE.UU. en la frontera con México.
Luis Pérez, inmigrante indocumentado en Estados Unidos, sabe que cualquier día de estos puede ser deportado. La paradoja, en su caso, es que podría pedir permiso de residencia legal en el país, pero prefiere vivir con el fantasma de la expulsión antes que correr el riesgo de ser separado de su familia por tiempo indeterminado.

"Aunque sea duro vivir sin un permiso de trabajo y con miedo, la perspectiva de alejarme de mi familia es intolerable", dice el mexicano desde Los Ángeles.
Pérez está en capacidad de conseguir su tarjeta de residencia por estar casado con una estadounidense. Según relata a BBC Mundo, lleva 22 años en Estados Unidos y casi 7 en matrimonio.
"Mucha gente dice que los inmigrantes (indocumentados) harían cualquier cosa por un permiso de residencia. Pero eso no es verdad: no podemos sacrificar el bienestar de nuestras familias. Bajo el actual sistema, muchos nos vemos obligados a separarnos de ellas y eso nos desalienta a postular por el permiso", señala el joven, de 30 años y venido desde Guadalajara cuando niño.
Como él, unos 100 mil indocumentados podrían beneficiarse del anuncio hecho recientemente por la administración del presidente Barack Obama para acelerar los trámites de inmigrantes sin papeles que hayan formado familia con ciudadanos estadounidenses o residentes legales.
Según indicó el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, en inglés), el gobierno permitirá a estos indocumentados solicitar residencia legal desde dentro de Estados Unidos, en lugar de tener que regresar a su país de origen.
Distintas organizaciones sociales recibieron de buen grado la noticia, que evitaría las separaciones prolongadas de muchas familias.
"Este es un tremendo triunfo para quienes sufren las consecuencias de una dura burocracia migratoria. La administración (de Obama) demuestra así que valora la importancia de la unidad familiar", expresó Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración.

No es para todos

"Mucha gente dice que los inmigrantes (indocumentados) harían cualquier cosa por un permiso de residencia en Estados Unidos. Pero eso no es verdad: no podemos sacrificar el bienestar de nuestras familias. Bajo el actual sistema, muchos nos vemos obligados a separarnos de ellas"
Luis Pérez, inmigrante mexicano casado con una estadounidense
La nueva regulación de la Casa Blanca está destinada a aquellos indocumentados que son elegibles para la residencia legal por la vía del vínculo familiar, sea porque son hijos de o están casados con un ciudadano estadounidense.
Tal como funciona hoy el sistema, estos aspirantes a la llamada green card -que autoriza la estadía y el empleo en Estados Unidos- deben regresar a sus países de origen para iniciar el proceso.
Una vez allí, frecuentemente quedan atrapados en una lógica contradictoria: aunque tengan derecho a postularse, automáticamente se les impone una prohibición de volver a entrar al territorio estadounidense, a modo de castigo por haber violado leyes migratorias.
"Con esta situación tramposa del sistema de inmigración, lo único que se consigue es la separación de familias, que en sí va contra los valores que promueve la cultura estadounidense", opinó Noorani.
Luego, la espera por los papeles puede extenderse por más de una década y, durante el tiempo que dura el proceso, no se conceden permisos para viajar a visitar parientes en Estados Unidos.
"El número de green cards que se entrega cada año es escaso y no se ha actualizado en mucho tiempo", señaló Karen Narasaki, directora ejecutiva del Centro para la Justicia Asiático-Estadounidense.
Después de México, los ciudadanos de países asiáticos como Filipinas, India o Vietnam son los que más ven demorados sus trámites: en algunos casos, hasta 15 años.
Para evitarlo, el indocumentado en cuestión puede solicitar una exención pero nada garantiza que ésta le sea concedida: debe probar "extrema penuria" o dependencia de los parientes que dejó atrás para poder ser aceptado nuevamente en Estados Unidos. Y se arriesga, en definitiva, a quedar varado en su país de origen en caso de no conseguirla.

Desde casa

Luis Pérez con su pareja
Luis Pérez, de origen mexicano, lleva 22 años en Estados Unidos.
Según la nueva iniciativa, los inmigrantes parientes de ciudadanos estadounidenses podrían obtener exenciones a esa sanción e iniciar su trámite sin necesidad de retornar al país natal.
Luego deberán viajar, aunque por tiempo breve, para tener la entrevista final antes de que la tarjeta de residencia sea aprobada.
"Mi esposa y yo estamos particularmente felices por esta nueva oportunidad. Llevamos casados casi 7 años pero decidimos no postular antes porque implicaría estar separados", señaló Pérez.
Sin embargo, la propuesta de Obama no destierra la incertidumbre: el criterio de selección, señalan los expertos, se basa en el concepto de "extrema penuria", que los indocumentados deben probar.
"Es un análisis que se hace caso por caso, no hay reglas generales y no hay mucho que defina qué quiere decir exactamente extrema penuria", detalló Narasaki a BBC Mundo.
"Si no pueden probarlo, quedan sujetos a un proceso de deportación", completó Noorani.
Las estadísticas oficiales señalan, sin embargo, que de las 23.000 postulaciones de exención recibidas en 2011, 70% recibieron el visto bueno. Del total, 75% correspondieron a mexicanos regresados a su país para cumplir con el trámite, que ahora podrían iniciar sin abandonar Estados Unidos.

En campaña

La medida propiciada por Obama, que no necesita ser enviada al Congreso, entrará en vigor dentro de varios meses, después de que el gobierno presente formalmente su reglamentación.
Muchos señalan que el mandatario, en plena campaña por su relección, ha hecho un movimiento estratégico para clic acercarse a las minorías -en particular, la hispana-, que se verían beneficiadas con la propuesta, así como por clic otras presentadas recientemente en torno al problema migratorio.
"La administración Obama debe saber que ha tomado esta medida tarde y es sólo uno de los cambios que hacen falta. Y ojalá el partido Republicano tome la reforma migratoria en serio y deje de esconderse detrás de palabras como ‘seguridad fronteriza’ y ‘amnistía’"
Luis Cortés, presidente de la red Esperanza de iglesias evangélicas latinas
Desde la oposición, reclaman que los demócratas quieren sacar rédito político y conceder una "amnistía por la puerta trasera" a inmigrantes sin papeles.
"Parece que el presidente Obama está jugando con sus propias reglas para impulsar medidas impopulares entre la ciudadanía", señaló a la prensa el legislador republicano Lamar Smith, representante del estado de Texas.
Incluso los defensores de la propuesta gubernamental han mostrado preocupación: señalan que la decisión es tibia, beneficia a una pequeña porción de los 11 millones de indocumentados estimados en el país y representa un "parche" para tapar la necesidad de una reforma migratoria integral.
Para el religioso Luis Cortés, presidente de la red de iglesias evangélicas latinas Esperanza, ninguno de los dos partidos ha atendido la cuestión con la urgencia que se merece.
"La administración Obama debe saber que ha tomado esta medida tarde y es sólo uno de los cambios que hacen falta. Y ojalá el partido Republicano tome la reforma migratoria en serio y deje de esconderse detrás de palabras como ‘seguridad fronteriza’ y ‘amnistía’, que son sólo excusas para la inacción", señaló el pastor.

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