27 enero, 2012

Calderón: a la manera de Corleone

Martín Moreno
Al estilo de la inolvidable e impactante escena final de esa obra de arte llamada El Padrino —cuando Michael Corleone elimina a sus enemigos mientras renuncia a Satanás frente a la pila bautismal—, el presidente Calderón podría actuar de la misma manera antes del 1 de julio: con acciones de alto impacto para evitar la debacle del PAN.


Escenario 1) Detener, primero, al indiscutible líder de Los Zetas: Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca.
Escenario 2) Aprehender al narcotraficante más poderoso, rico y mediático del mundo: Joaquín Guzmán Loera, el célebre Chapo sinaloense.
Escenario 3) Capturar a un ex gobernador del PRI por presuntas ligas con el narcotráfico.
Escenario 4) Derrumbar a Enrique Peña Nieto, exhibiendo omisiones y excesos del mexiquense.
En círculos del poder presidencial se contemplan estos escenarios. Se equivoca quien crea que Calderón se sentará en la silla presidencial, pasivo y cruzado de brazos y resignado a ver cómo el PRI regresa a Los Pinos. Es desconocer el temperamento del segundo presidente panista.
Calderón no está dispuesto a pasar a la historia solamente como “el presidente de los muertos”. Pretende irse como el mandatario que capturó al Chapo y al Lazca. Son objetivos prioritarios.
¿Todo ello tiene intención política? Por supuesto. ¿Y qué presidente o jefe de Estado no la tiene en cualquier democracia del mundo? Calderón empujaría a quien fuera candidato (a) del PAN a la Presidencia, en un arrebato político-electoral que, como bien dice el especialista electoral Jorge Alcocer, desde ahora se anticipa como una elección presidencial cerrada y disputada.
Acciones de alto impacto seguramente influirían en el ánimo electoral de votantes, sobre todo en esa franja clave de 35% de indecisos que seguramente decidirá la próxima presidencial.
Nada está escrito para el primero de julio.
Y si mucho se habla de la captura del Chapo Guzmán, no perdamos de vista a El Lazca, el máximo jefe zeta.
Hoy, todo el mundo habla de que Los Zetas son el cártel más poderoso de México. Tienen razón. Pero fue en estos Archivos del poder donde la información se adelantó, bajo el título: “Los Zetas, en la cima”, publicado en Excélsior el 2 de septiembre de 2010:
Los Zetas ya son el cártel más poderoso de México. Su jefe indiscutible, Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, ha alcanzado el mismo nivel de liderazgo e influencia que El Chapo Guzmán. Sus operaciones no sólo se limitan al narcotráfico, pues también mueven los engranes de la extorsión y la piratería, revelan fuentes de inteligencia militar”.
Así que la captura de El Lazca no sería cosa menor.
Como tampoco —por supuesto— que El Chapo Guzmán fuera detenido. La noticia le daría la vuelta al mundo.
Y relevante, que se detuviera a un ex gobernador priista.
O que se vulnere la imagen de Enrique Peña Nieto, aunque algunos creen que, si se le ataca, se le fortalecería. A final de cuentas, en la encuesta del martes pasado de Consulta Mitofsky, de Roy Campos, la distancia entre Peña y Josefina Vázquez Mota es de tan sólo 18 puntos cuando, hace pocos meses, era de 30. Hay un síntoma indiscutible: la ventaja del mexiquense es cada vez menor.
Calderón no pretende ser simple espectador de la sucesión presidencial. Pero no nos asustemos: eso ocurre en las democracias.
Y quien crea que no intentará influir, se equivoca.
Al estilo Corleone. O al estilo Calderón.
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
* GIUSEPPE. En agosto de 2010, el niño Guiseppe Marín, de diez años de edad, fue secuestrado y asesinado por sus plagiarios. Hasta la fecha han sido capturados los hermanos Omar Alí y Arturo Reyes Becerra, presuntos responsables, quienes tenían 20 y 21 años, respectivamente, al secuestrar a Guiseppe. A Omar Alí se le detuvo con el dinero de la recompensa que por su hijo pagó José Luis Marín, quien ha sido amenazado de muerte por Arturo Rayas Luna, padre de los procesados y, al parecer, involucrado también en el caso. Hace unos días, el procurador de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo, se reunió con José Luis. “No hay nada nuevo”, le dijo, de manera indolente. No extraña la irresponsabilidad del procurador Castillo —un funcionario público que toma pastillas para controlar la ansiedad—, ya que el encubrimiento y la opacidad han sido siempre sus características. Recordemos que Alfredo Castillo fue el fiscal del caso Paulette.
* LLAMADAS. Comenzó la guerra sucia contra Isabel Miranda de Wallace. El PAN-DF presentó una denuncia ante la Fepade por llamadas telefónicas en las que supuestos “panistas” piden no votar por ella. Burda e inútil maniobra. Como si el votante fuera tonto y se dejara influir. Lo dicho: ¡cómo les duele la candidatura de Wallace!

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