21 diciembre, 2011

Un nuevo foco de tensión, ¿y nosotros? Como siempre, hurgando en el monedero

Lo que deberemos enfrentar los siguientes dos años será, por decir lo menos, volatilidad e incertidumbre en lo económico.

Ángel Verdugo
Pues sí, las cosas siguen complicándose; esto, sólo viene a confirmar que el fin del 2011 será difícil como pocos lo que impactará, sin duda, no sólo el principio del 2012 sino el año completo.


Los indicios son cada vez más claros; no es solamente lo que nos dice Banco de México de la situación europea y sus posibles repercusiones junto con el nuevo foco de tensión por el fallecimiento del hijo de Kim Il-sung y la llegada al poder de su nieto, sino porque las cosas parecen renuentes —no obstante los intentos de las partes involucradas— a retomar la senda que podría llevarnos, en dos o tres años, de vuelta al crecimiento.
Las medidas que en España Rajoy se niega a precisar, más por estrategia política que por falta de decisión y claridad, ayudarán —sin duda— a complicar la ya complicada situación de la economía española debido a la errática conducción del inepto de Rodríguez.
Hoy, prácticamente no hay región o país en el mundo que no enfrente problemas en sus fundamentos estructurales; las razones y orígenes pueden ser diversos pero, los efectos son similares: No hay condiciones para estimar un crecimiento sostenido que enderece el barco en poco tiempo.
En consecuencia, lo que deberemos enfrentar los siguientes dos años será, por decir lo menos, volatilidad e incertidumbre en lo económico con repercusiones inevitables, en no pocos países, en la esfera política.
Esto, no es algo difícil de concluir dado lo visto estos últimos meses; podría decir que es, para simplificar las cosas, algo obvio, evidente. Además, en muchos países esto se entiende sin mucho esfuerzo y sus políticos y gobernantes actúan en consecuencia; no se enfrascan en discusiones baladíes, desechan los temas secundarios y se concentran en lo sustancial y trascendente.
Ante lo que ven venir, plantean reformas estructurales imperativas o ponen al día lo que no responde a las nuevas condiciones creadas por la crisis y sus efectos. Están, en pocas palabras, con la mira puesta en el futuro y se preparan, concienzudamente, para cuando las economías regresen a la senda del crecimiento sostenido.
Al mismo tiempo que no pocos países hacen esto último, otro grupo —no menor— camina en la dirección opuesta; mientras que aquellos ven hacia el futuro, los otros permanecen anclados en el pasado. Hoy, incluso regiones que habían estado sustraídas al cambio y el crecimiento económico por años, participan con optimismo y avanzan en la construcción de un mejor futuro. África sería un claro ejemplo de esto último, y buena parte de América Latina, de lo otro.
Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Argentina y México, caminan a contrapelo de la historia; en vez de hacer lo posible por construir el futuro, viven obsesionados en darle su retoque al antepasado en el que se han debatido por decenios.
La politiquería barata nos seduce, y ocupa; a ella dedicamos nuestros esfuerzos y nos enfrascamos en querellas menores como si en su desenlace nos fuera la vida. Lo menor y el pasado, son lo nuestro; los grandes problemas y la construcción del futuro, nos son ajenos.
Nunca como ahora, esta conducta nos acarreará efectos negativos sumamente costosos; la política del monedero y saber el precio del kilogramo de tortilla, motiva a buena parte de nuestros políticos. Pequeños éstos, no es de extrañar que sus propuestas también lo sean.
Lo único que da confianza, es que serán derrotados en toda la línea; lo verá en julio de 2012.

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