25 diciembre, 2011

OBAMA, Y SU LUCHA DE CLASES AL ESTILO DE CHAVEZ

 

En el primer mes de su presidencia, Obama dijo que estaba consciente de que si en tres años no había solucionado los problemas económicos de la nación estaba destinado a ser presidente de un solo período.

Ahora confronta la realidad de que tres cuartas partes de los ciudadanos opinan que la nación se encuentra en el sendero equivocado y de que hasta Bill Clinton afirma que la economía es un desastre. ¿Cómo puede entonces aspirar a un segundo período? Durante su reciente comparecencia en Osawatomie, Kansas, sitio de un famoso discurso del ex Presidente Teddy Roosevelt, Obama mostró sus cartas.


Según el Presidente Obama sus iniciativas políticas nada tienen que ver con el actual estado de cosas. Es cierto que los presidentes son considerados responsables del crecimiento económico, el desempleo y la deuda nacional. Pero, en opinión de Obama, no en este caso. La culpa de todo la tienen los ricos. O como diría uno de esos filósofos improvisados que integran el movimiento de Ocupemos Wall Street, el UNO POR CIENTO.

En opinión de Obama, estos ricos son los culpables de mantener en la pobreza al otro 99 por ciento de la población. La avaricia desmedida de unos pocos está estrangulando a la clase media. Si los ricos estuvieran dispuestos a pagar una justa proporción de su carga impositiva la clase media podría salir adelante. De lo contrario, el gobierno no tendrá fondos suficientes para invertir en educación e innovación, que son los senderos dorados que conducen a la oportunidad y al crecimiento económico.

¿Por donde empezamos? Un país que gasta el doble por estudiante de lo que gastaba en 1970, sin lograr mejoría alguna en los exámenes de capacitación, no está invirtiendo poco en educación. Esta invirtiendo mal. Y en lo relativo a inversiones federales en el campo de la innovación, ahí tenemos los desastres de las compañías Solyndra y Chevy Volt en el campo de la llamada energía verde. 

Por otra parte, nuestra difícil situación económica actual puede ser atribuida a numerosas causas. Entre ellas la globalización, el alto costo de las nuevas medicinas, la pesada carga e una deuda gigantesca y los gastos de mantener a una población de edad avanzada que no contribuye a la producción de riqueza. Y no debemos olvidar la explosión de la burbuja del mercado de la vivienda producida por un impulso igualitario que promueve el propio Obama y cuyo objetivo ha sido proporcionar casas a precios razonables a gente que ha terminado perdiéndolas porque no pueden pagarlas. Es cierto que la desigualdad es un problema que confronta todo el mundo occidental. Pero la afirmación de Obama de que es la causa de nuestros problemas es ridícula.

Igualmente ridícula es la solución que propone Obama de abolir las reducciones de impuestos puestas en vigor por George W. Bush. Como si todas las dolencias y todos los obstáculos en el camino de facilitar el progreso de la clase media pudieran ser superados por un aumento del 4.6 por ciento en los impuestos marginales de los ricos.

Esto en un país con una deuda nacional de 15 MILLONES DE MILLONES DE DOLARES y unos programas de beneficios garantizados (entitlements) a los ciudadanos que aumentan todos los días esa alucinante deuda. Esta obsesión de aumentar los impuestos para castigar a los ricos habría reducido este año el déficit nacional en la pequeña cantidad de 1.30 MILLON DE MILLONES a 1.22 MILLON DE MILLONES. Es una muestra del liberalismo reaccionario—hacer cualquier cosa con tal de no solucionar los problemas estructurales—que serían necesarios para modernizar los programas obsoletos del New Deal (Nuevo Trato) de Roosevelt y la Great Society (Gran Sociedad) de Lyndon Johnson.

En vez de tratar de modernizarlos, Obama se ha pasado los primeros tres años de su presidencia implementando programas que los han agravado. Entre ellos:

--Un masivo programa de estímulo económico dedicado a pagar deudas políticas a grupos aliados con el Partido Demócratas como los sindicatos de maestros y los sindicatos de empleados públicos. Esta sola medida ha añadido UN MILLON DE MILLONES DE DOLARES a la deuda nacional.

--Una reorganización radical del programa federal de salud que (a) demoró un año en ser aprobada por el Congreso, (b) creo un nuevo programa de beneficios garantizados (entitlement) en una nación que se desangra en gastos de este tipo y (c) introdujo nuevos elementos de inseguridad en una economía ya estancada.

--Excesivas regulaciones gubernamentales cuyo mejor ejemplo es el programa de Cap and Trade (Paga y Negocia), seguidas inmediatamente por decisiones administrativas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en que se imponía la misma agenda anti energética.

A mayor abundamiento, uno de los asuntos que disfruta del apoyo de ambos partidos—la necesidad de una reforma fundamental de un corrosivo y corrupto código impositivo que obstaculiza la inversión y promueve la injusticia—no logró apoyo alguno de Obama, quién incluso ignoró las recomendaciones de comisiones bipartidistas nombradas él mismo.  

En el mencionado discurso de Kansas, Obama se lamentó de que millones de padres se ven obligados a llevar a sus hijos a bancos de alimentos. ¡Hay que admirar su audacia! Ese es el tipo de argumento negativo que aquellos en la oposición hacen contra un presidente que ha estado en el cargo por tres años. Sin embargo, Obama tiene la osadía de utilizar estos argumentos para justificar su reelección.

¿Por qué lo hace? Porque, como hemos visto, él no acepta responsabilidad alguna por la actual crisis económica. Los culpables son los ricos. Y, como Horacio sobre el puente, Obama se pone a la cabeza de las masas norteamericanas para enfrentarse a los despreciables plutócratas.

Este es un populismo tan burdo que en nada se parece a Teddy Roosevelt sino es una copia al carbón de Hugo Chávez. Pero, ¿qué otra cosa puede hacer un Obama que esta presidiendo sobre un alto desempleo, una economía estancada y un déficit sin precedentes en la historia de los Estados Unidos?

No puede aspirar basado en su capacidad ni en sus aciertos políticos. Sus principales iniciativas—el plan de estímulo, el plan de salud de Obamacare y el fracaso de su política energética—no serán mencionadas en sus anuncios de campaña. Serán mencionadas en los anuncios del Partido Republicano. ¿Qué otro recurso le queda al presidente? La lucha de clases, ¿Tiene alguien una mejor idea?

No hay comentarios.: