21 diciembre, 2011

Los candidatos

Por: SERGIO SARMIENTO
JAQUE MATE
 
A los políticos mexicanos no les gusta llamar las cosas por su nombre. Candidatos son, según el Diccionario de la Real Academia, aquellas personas que pretenden alguna dignidad, honor o cargo, o aquellas personas propuestas o indicadas para esa dignidad, honor o cargo, aunque no lo soliciten. En este sentido hoy tenemos a cinco candidatos a la Presidencia de la República, aunque nuestra legislación electoral nos diga que se trata de cinco "precandidatos", los cuales apenas el sábado pasado, el 17 de diciembre, eran simples aspirantes.


Pero ¿cuál puede ser el candidato que realmente llame la atención de los ciudadanos y los haga sufragar con entusiasmo el próximo primero de julio? El escepticismo es rampante. Y no sorprende.
Carlos Fuentes, quizá el escritor mexicano más reconocido en la actualidad, expresaba recientemente su desencanto y afirmaba no tener candidato. Ante la confusión del priista Enrique Peña Nieto, que primero no pudo recordar ningún libro que hubiera influido sobre él y que después pensó que La silla del águila era una obra de Enrique Krauze, Fuentes fue contundente: "Este señor tiene derecho a no leerme. Lo que no tiene derecho es ser presidente de México a partir de la ignorancia."
Pero Fuentes, quien hace meses me dijo en una entrevista que su candidato era Marcelo Ebrard, ha cuestionado también a Andrés Manuel López Obrador, a quien considera parte de una izquierda retrógrada. También descalifica a los candidatos panistas, de quienes dice pagarán el precio de no haber aprovechado las dos ocasiones que han tenido de gobernar México.
Fuentes no ha llamado a la abstención. Todo lo contrario. Afirma que es importante votar, pero me dice que lo hará por algún candidato fuera de las listas oficiales. Esto significa, paradójicamente, que estará apoyando indirectamente al candidato del PRI, que es el partido que, por su capacidad de acarrear votantes a las urnas, se beneficia directamente de las votaciones con altos niveles de abstención.
¿Por quién debemos votar nosotros, los mexicanos? ¿Por el exgobernador del estado de México que no puede recordar un solo libro de los que dice haber leído? ¿Por el exjefe de gobierno del Distrito Federal que bloqueó durante seis semanas el Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México y que hoy dice que se vio obligado a hacerlo, pero que no quería? ¿Por el exsecretario de Hacienda que dice que en México se vive bien con seis mil pesos al mes y cuya única experiencia política ha sido a la sombra del actual presidente Calderón? ¿Por la excoordinadora de los diputados del PAN, que llena sus discursos de lugares comunes? ¿Por el exsecretario de Gobernación de Vicente Fox, que convenció al presidente de abandonar el proyecto del aeropuerto de Texcoco porque un grupo de manifestantes sacó a relucir unos machetes?
Nuestros políticos han creado un sistema que parece diseñado para sólo permitir la mediocridad. Por eso hemos sufrido durante tanto tiempo el castigo de vivir bajo gobiernos malos o mediocres.
Sólo que la solución no radica en abstenerse, anular la boleta o votar por algún candidato no registrado. En 2009 esta actitud simplemente fortaleció el gran triunfo electoral del PRI. Hoy más que nunca debemos escuchar a los candidatos con atención y votar conscientemente por el menos malo. Es lo único que nos permite el sistema. No abdiquemos de esta migaja que nos dan. Eso sería tanto como dar a los políticos el control absoluto que quieren sobre nuestras vidas y nuestros recursos.
INTELECTUAL Y POLÍTICO
Vaclav Havel fue uno de los personajes cruciales del siglo XX. Rara vez puede un intelectual convertirse en un verdadero político. Havel pudo pasar de ser un dramaturgo disidente al impulsor de la "revolución de terciopelo" en la antigua Checoslovaquia. Su actuación fue crucial para la caída de los regímenes comunistas en Europa oriental. Como presidente, el viejo intelectual público, tuvo también un excelente papel.

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