25 diciembre, 2011

La fórmula no tan mágica del crecimiento latinoamericano

Por: | 24 de diciembre de 2011
¿Cuál es el secreto por el que a Latinoamérica le fue mejor en la última década que en las tres anteriores? Roberto Frenkel y Mario Damill, economistas investigadores del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), de Argentina, arrojan algunas pistas en un documento que acaban de publicar bajo el título Políticas macroeconómicas y desempeños en Latinoamérica 1990-2010.



Los autores observan que la evolución de la economía latinoamericana en la década de 2000 evidencia importantes contrastes respecto a las tres anteriores, que fueron las primeras en las que la región convivió con la globalización financiera. El cambio tiene varias explicaciones, pero una de ellas han sido las políticas macroeconómicas orientadas al fomento del crecimiento, el empleo y la estabilidad financiera. Así fue posible que la región enfrentara con fortaleza la crisis mundial de 2008/2009. Este fenómeno se registró con mayor intensidad en Sudamérica que en México y Centroamérica.
Frenkel y Damill opinan que, hasta los años 90 inclusive, los países latinoamericanos estaban integrados al sistema financiero internacional de forma “fragmentada” y caían en dos trampas. Una de ellas era que los países estaban conectados con ese sistema porque necesitaban refinanciar sus deudas y compensar sus déficits de cuenta corriente. La segunda trampa eran los tipos de interés. Cuanto más alta la prima de riesgo, más caro el financiamiento y más elevada la relación deuda/PIB. Los ejemplos más claro de este integración “fragmentada” a las finanzas internacionales fueron Brasil y Argentina a finales de los 90, cuando sufrieron el contagio de las crisis originadas en el sudeste asiático y Rusia.
En cambio, a partir de los 2000 la combinación de cuentas externas robustas, acumulación de reservas internacionales y flexibilidad de los tipos de cambio permitieron enfrentar mejor la crisis de 2008/2009. En la década pasada, los países latinoamericanos lograron crecer más que los desarrollados, algo inusual. También jugó un papel clave el aumento de precios de las materias primas, principales exportaciones latinoamericanas, pero no toda la mejora se reduce a la bonanza del contexto mundial.
Las políticas macroeconómicas de países como Argentina, Brasil y México en los 90 permitieron crecimiento con inflación controlada, pero no resultaron sostenibles porque derivaron en crisis externas y financieras, según Frenkel y Damill. Los investigadores aclaran que abogan por una inflación baja y señalan que Argentina frenó a partir de 2007, con el constante alza de precios, la reducción de la pobreza, el aumento del empleo y la redistribución del ingreso que habían hecho de este país un modelo de la nueva receta macroeconómica entre 2002 y aquel año.
Para promover el crecimiento, el empleo, la fortaleza de las cuentas externas y la prevención de crisis por contagios del exterior, los economistas recomiendan las siguientes herramientas: tipo de cambio flexible con intervenciones discrecionales del banco central en el mercado; un tipo de cambio competitivo, que evite las fuertes apreciaciones de la moneda en el corto plazo, como sucedió en los 90; una tendencia al superávit de la cuenta corriente, que solo permita déficits moderados en periodos cortos; y la acumulación de reservas internacionales, que sirven para enfrentar mejor las crisis externas. El tipo de cambio competitivo impulsa el crecimiento y el empleo, mientras el superávit de cuenta corriente asegura la sostenibilidad del proceso de expansión, según Frenkel y Damill.
Pero eso solo no alcanza. También recomiendan controlar la inflación mediante la esterilización de la moneda que emite el banco central para comprar reservas. Asimismo abogan por una tendencia al equilibrio en las cuentas públicas, con moderados déficits permitidos en periodos cortos para contrarrestar periodos recesivos, de modo de evitar grandes endeudamientos. Todas estas opiniones se basan en cálculos que demuestran la relación entre causas y consecuencias.
Los investigadores señalan que Latinoamérica pasó de los déficits gemelos (de cuenta corriente y fiscal) en los 90, como los de EE UU, a los superávits gemelos de los 2000. No obstante, advierte que varios países como Brasil han perdido el superávit de cuenta corriente desde la crisis mundial. En 1998 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela tenías déficits gemelos. Paraguay se diferenciaba porque contaba con superávit de cuenta corriente y rojo fiscal. Entre 2003 y 2008, diversos países como Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela gozaron algunos años de superávits gemelos. Brasil había recuperado una cuenta corriente positiva, con déficit fiscal, mientras que Uruguay y Colombia combinaron años de doble rojo y otros de ahorro en las cuentas públicas y desequilibrio externo. Habrá que ver cómo evolucionan estas dos variables en 2012.

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