28 diciembre, 2011

Del picnic playero de Lula a las costosas vacaciones de Dilma


BRASIL | En una base naval de Bahía
Lula y su mujer, en sus vacaciones de fin de año de 2009, y Dilma, el pasado lunes.Lula y su mujer, en sus vacaciones de fin de año de 2009, y Dilma, el pasado lunes.
  • El Estado gasta 270.000 € en reformar la casa donde descansa la presidenta
  • El Palacio de Planalto asegura que las obras estaban previstas desde 2010
  • Lula también visitó el lugar en años anteriores y dejó imágenes memorables
A Dilma Rousseff le debió de saber a gloria su paseo sobre la blanca arena de la playa de Inema. Tras dedicar los últimos 12 meses a presentarse ante el mundo, consolidar la expansión económica de Brasil y deshacerse de un puñado de ministros sospechosos que Lula da Silva le dejó en herencia, la presidenta pudo al fin probar el primer bocado de sus vacaciones el lunes por la tarde. Un descanso merecido, pero con un coste que dejaría boquiabierto a cualquiera de sus votantes: nada menos que 657.900 reales (270.000 euros) ha pagado el Estado por reformar la residencia donde se alojará la mandataria durante dos semanas.


Dilma ha escogido para su escapada de fin de año la base naval de Aratu, en Bahía, donde antes se refugiaron también Fernando Henrique Cardoso y el propio Lula. Al antiguo líder sindical –hoy inmerso en la lucha contra su cáncer de laringe– se le recuerda en esa misma playa privada derrochando la campechanía que, junto a otras razones, le llevó a alcanzar niveles de popularidad nunca antes alcanzados por sus predecesores.
Si la actual jefa de Estado se deja ver estos días con ropa veraniega discreta, acompañada de su madre, su hija y su nieto, las fotografías de hace dos veranos (brasileños) mostraban a Lula dándose un chapuzón en sunga –el clásico 'marcapaquete'– y cargando sobre su cabeza cajas repletas de bebida y comida para un picnic con su esposa. Como un dominguero más. O como cualquiera de los vendedores ambulantes que cada fin de semana abastecen de cerveza, helados, gambas o queso a los bañistas de las playas cariocas de Copacabana e Ipanema.

15.000 € en cortinas

El ex presidente, en sunga.El ex presidente, en sunga.
Las vacaciones de Dilma quizá ofrecen imágenes menos memorables, pero no por ello la presidenta ha podido librarse del escrutinio mediático. Sobre todo después de que la ONG Contas Abertas divulgara este martes cuánto han costado las reformas que la Marina brasileña ha acometido en sus instalaciones de Bahía en las últimas semanas.
De acuerdo con cinco facturas emitidas entre el 21 de noviembre y el 10 de diciembre, el Estado ha dedicado alrededor de 175.000 euros a renovar los muebles y los electrodomésticos de la residencia de Boca do Rio, en la citada base naval de Aratu. La lista de la compra incluye un espejo de gran tamaño que por sí solo costaba casi 2.500 euros, además de seis neveras y numerosos sofás, mesas, sillas y colchones.
Otros 8.000 euros reflejan la adquisición de ocho televisiones de 32 y 40 pulgadas, siete reproductores de DVD, uno de Blu-Ray y un ordenador. Parece material más que suficiente para que Dilma consiga desconectar de las preocupaciones del Palacio de Planalto.
Con todo, el importe invertido en entretenimiento doméstico es apenas la mitad que el dinero destinado a sustituir las cortinas de la casa donde la heredera de Lula descansa junto a sus familiares. Esa factura asciende por encima de los 15.000 euros, y al total hay que añadir otros 80.000 euros por la "entrega del material" y la "ejecución de la obra de reforma", a cargo de la empresa Neoluz Projetos e Engenharia.

Obras de 'mantenimiento'

Lo cierto es que tanta parafernalia para unas vacaciones de dos semanas no encaja demasiado con el perfil reservado y austero de la tecnócrata Dilma, y tal vez para salvar esa imagen la Marina ha salido rápidamente a aclarar que las reformas en la residencia no estaban específicamente destinadas a recibir a la presidenta, a pesar de haber sido realizadas poco tiempo antes de su llegada a Bahía.
Según fuentes militares consultadas por la ONG Contas Abertas, la inversión forma parte del "mantenimiento" habitual de los inmuebles del Estado. Por su parte, el Palacio de Planalto se defendió asegurando que las obras estaban previstas desde octubre de 2010, cuando Dilma aún no había tomado el relevo de Lula, informa 'Folha de S. Paulo'.

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