24 diciembre, 2011

2012: ¿elección de la esperanza?

Tres candidatos fuertes disputarán la Presidencia de la República.

Ivonne Melgar
Para mi amadísimo
Martín Beltrán,
 por todo lo nuestro.


Nuestra abollada, pero bendita democracia respira y, con la Navidad de 2011, llega la feliz incertidumbre y la garantía de que viviremos una auténtica competencia política.


Aquella pretensión de que el regreso del PRI a Los Pinos no tenía vuelta de hoja se diluyó con el entierro del efecto teflón que antes benefició a Enrique Peña Nieto.
No hay invencibles. Ésa es la buena nueva que, además, toma distancia del fantasma de 2006. Porque todo indica que la contienda venidera no reeditará el clima ni las disyuntivas de la anterior.
Acaso se repetirá un candidato, Andrés Manuel López Obrador, quien se nos presenta sin embargo como otro, distinto e incluso antagónico al de entonces.
Con su talento político y ahora rodeado de expertos en el asunto de la pepena de votos, el abanderado del PRD, PT y Movimiento Ciudadano rectifica y busca dejar atrás la imagen de rijoso y confrontador.
No es una ocurrencia ajena a las aspiraciones de los mexicanos. Por el contrario, este López Obrador amoroso, pacífico y atento a las reglas institucionales busca responder a la expectativa ciudadana.
¿Y qué quiere la gente del próximo Presidente? Ésa es la pregunta que en los cuartos de guerra buscan responder los asesores de los cinco presidenciables.
Porque mientras el PAN no defina a su abanderado, tenemos en la disputa a López Obrador; a Peña Nieto y a los panistas: Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel.
Pero si nos atenemos a las encuestas, la popularidad es para la  diputada con licencia, cuya campaña se asume como el referente blanquiazul frente a los candidatos priista y perredista.
De manera que si Peña Nieto, Vázquez Mota y López Obrador son los que llevan la ventaja en la pelea, resulta clave entender el sello de sus ofertas, avaladas cada vez por más futuros electores.
Un rasgo distintivo en este arranque de campaña es que el presidente Felipe Calderón avanza en su propósito de que los aspirantes a sucederlo asuman como inevitable la lucha anticrimen.
Si bien hay matices en la forma en que cada uno ofrece combatir al crimen organizado, todos se han dicho dispuestos a firmar un acuerdo en contra de éste y a comprometerse en su erradicación.
El apego a la legalidad y el enfrentamiento al narco, así sea bajo la modalidad que difunde López Obrador de hacerlo sin violencia, cruza las ofertas de los presidenciables.
Calderón hizo lo correcto al afrontar con firmeza a la delincuencia organizada, sostiene el priista, quien propone seguir con la estrategia, pero ya sin tanto énfasis en el uso de la fuerza. 
Como la primera con posibilidades de convertirse en Presidenta, Vázquez Mota sostiene que, en la defensa de la libertad, no tiene miedo y ya se pronuncia como “comandanta en jefa de las Fuerzas Armadas”.
Además de un Presidente dispuesto a acatar la ley y a enfrentar de fondo el problema de la seguridad, los mexicanos quieren un gobernante con una historia de vida confiable.
Ése es el otro aspecto que se desprende de las estrategias electorales de los competidores: quieren proyectarse como políticos creíbles, cercanos, afectuosos y sinceros.
Y es que la biografía será determinante en esta batalla. Más que las palabras, estarán los hechos de cada historia personal mostrando qué tan honestos, capaces y humanos son los aspirantes a gobernarnos.
En un México adolorido por la corrupción, la burocracia, la desigualdad y la muerte, la calidad y la calidez del candidato hará la diferencia.
Importa, sin duda, cómo han sido en sus trayectorias políticas y públicas. Pero también contará su vida.
La honestidad de Andrés Manuel es a prueba de fuego, dicen los suyos. Mientras Peña Nieto afirma que se le puede olvidar un libro, pero nunca el dolor de millones.
En tanto, Josefina cuenta cómo aprendió en la tienda de su padre lo que vale cada peso, resultándole intolerable el robo del dinero del pueblo.
Hay algo más que los mexicanos quieren y será crucial para el 30 por ciento de los indecisos en un padrón de 80 millones de electores inscritos: esperanza.
No en balde, la panista inauguró su precampaña en El Ángel con la metáfora de encender una luz de esperanza y el mensaje de que mantenerla también es tarea de la política.
Con la misma expectativa, López Obrador promete la constitución moral y un código del bien. Y del Rayito de esperanza que se autodenominó hace seis años, pasa a ofrecer un país con esperanza.
Y aunque el yerro en la FIL de Guadalajara le impidió promoverse como el mejor en dicha tarea, Peña Nieto sabe que de eso se trata la pelea y de ahí el título de su libro: México, la gran esperanza.
Sí, era impensable cuando inició diciembre. Y sin embargo la novedad se instala ya entre nosotros: 2012 será un escenario electoral de tres candidatos fuertes disputando la Presidencia de la República.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Peña Nieto bajo de popularidad, eso deberia aprovecharlo el PAN y elegir ya al candidato. Santiago Creel es quien por mucho, quien puede vencer al PRI y al PRD en el 2012.